Panamá Mio

Mi nostalgia por Panamá siempre me lleva a los folders llenos de fotos en la computadora. Las tenemos por todas partes, así que me paseo de un disco duro a otro buscando aquellas que me traen una historia o un recuerdo para compartir. En este proceso, siempre me cruzo en el camino con alguna que no recordaba y enseguida vienen esas pequeñitas historias que hay detras de una foto.  Las fotografías que comparto aquí fueron tomadas en Cuesta de Piedra, Chiriquí.
Es fácil llegar a este lugar por la carretera via Volcan; hay un pequeño poblado sobre la vía y una carretera de acceso hacia el interior de la zona.

La primera vez que estuve en este lugar fue cuando tenía como once años. Mi hermano había ido allí con mi papá y regresó contandome de este sitio maravilloso que había visitado. Nosotros teníamos siempre esa sed por ver lugares nuevos y para impresionarnos no había que ir muy lejos, una caída de agua en medio de un denso follaje era el equivalente a paraíso o aventura que necesitabamos.

A la primera oportunidad que tuvimos, fuimos de vuelta al lugar con mi papá. Toda la buya era que a escasos minutos de la entrada principal estaba el río, donde hay una represa. En el lugar se forman algunos cangilones, había rocas y unos precipicios donde caminabas un poco y allá al fondo veías el río. En algunas partes el lugar estaba tan cubierto de árboles y las rocas formaban estrechos pasillos, que el agua se veía verde y profunda. Aparte de todo esto, la temperatura era un poco más baja que en Concepción, así que el sitio era sumamente encantador para nosotros.

En sus años de adolescente mi hermano solía ir allí con sus amigos del barrio y se bañaban en uno de los charcos del lugar. Yo fuí un par de veces, pero el agua era demasiado fría para mí.

En diciembre del 2006 fuí allí con mi esposo. Por supuesto el lugar no es tan exótico como fue cuando eramos niños, pero todavía tiene su encanto. Tambien manejamos un poco más adentro y tomamos fotos en otros puntos.

Cuesta de Piedra tiene un clima agradable, no es tan frío, pero no es caliente. La imagen que siempre tengo de este lugar es con bajareque, húmeda y con el sol colándose entre las nubes. Además, todavía conserva ese caracter solitario de los lugares donde no mucha gente va.